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Shahnaz.
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Lun 08 Jul 2013, 23:47
El Encuentro

Me encontraba vagando por el desierto, en mi interminable infortunio. El sol yacía pleno y furioso, fatigándome a cada paso que daba. La desgracia había tocado mi puerta. Me encontraba solo, sin alimento y sin agua. A este paso estaría muerto en unas pocas horas. De repente pude notar una silueta en el horizonte y su figura se asemejaba a la de una persona, si bien estaba realmente agotado todavía no había sucumbido a la locura y sabía muy bien que no podía ser un ser humano en estos páramos abandonados de mala muerte. Pero al acercarme lo pude ver y al final de cuentas era un hombre, de avanzada edad con una gran barba del color de la nieve, vestido pobremente pero con unos ojos que inspiraban sabiduría. Cuando el hombre me miró se acercó corriendo hacia mí diciéndome:

- ¡Oh amigo mió! Que bueno que lo encuentro, no hay alma alguna por estos caminos y yo tengo una gran ansia de vender mis mercaderías!
- ¿Quién eres?
- ¡Oh, pero dónde quedaron mis modales! Disculpe de todas formas pero voy a tener que salvaguardar mi verdadera identidad para otro momento.
- Nunca fueron de mi agrado los misteriosos, pero por esta vez voy a hacer una excepción debido al lugar en el cual nuestro encuentro fue realizado.
- ¡Cuanta bondad hay en su corazón!
- Tampoco me agradan los sarcásticos y aduladores, evitemos este tipo de conversaciones.
- Como usted desee señor, pero no soy misterioso en lo absoluto, simplemente permito que las cosas sucedan a su debido tiempo. Por eso me voy a presentar como lo que en realidad soy.
- ¿Y que eres?
- ¡Un mercader por supuesto!
- ¿Un mercader?
- ¡Claro que si!
- ¿Justo en este lugar un mercader? ¡En este lugar maldito donde no hay hombre alguno! ¡Donde la muerte es la única compañía con la que uno se puede llegar a encontrar! ¡Un mercader aquí! ¡No me haga reír!
- Señor le aseguro que es verdad.
- ¿Ah si? ¿Y donde está su mercadería, donde están los instrumentos o valías de las que usted hace referencia? Lo único que veo frente a mi es a un anciano adulador, misterioso y encima mentiroso!
- ¡Por los dioses que estoy diciendo la verdad! ¡Yo soy un mercader, y de los mejores!
- ¡Que Fortuna la mía! Lo único que me espera es una muerte cierta y horrible, y para colmo tengo que caer preso de mentiras y trampas de un anciano que perdió la cabeza!
- ¡Pues su fortuna le sonríe amigo mió! ¡Pues lo que yo vendo es lo más preciado que pueda usted recibir!
- Basta de habladurías, déjame pasar.
- ¡Pero señor! ¡Ni siquiera a preguntado lo que tengo en venta!
- ¡No! Y tampoco me interesa.
- De acuerdo. Respeto su decisión, lo dejare entonces seguir en su camino, que bien reconozco en donde desemboca.
- ¿Dónde desemboca?
- En la muerte por supuesto.
- Todos los caminos desembocan en la muerte.
- Cierto, pero el suyo ya esta terminando, ¡a diferencia del mío que le quedan años por delante!
- ¿De verdad crees eso? Estamos los dos condenados a morir aquí, ¿que acaso no te has percatado?
- Se equivoca señor, yo no voy a morir aquí, ¡y todo gracias a mi producto!
- ¿Y cual es ese producto?
- Mm, usted dijo que no le interesaba…
- ¡Ahora me interesa!
- ¿De verdad le interesa?
- Si puede salvar mi vida, por supuesto.
- ¡Excelente! ¡Pero debo advertirle que mi producto es sólo para unos pocos!
- ¡Dime de una vez de que se trata!
- ¡Ah! Yo vendo lo más preciado para los hombres. Lo que todos piensan tener pero que solo unos pocos en verdad poseen.
- ¡Basta de habladurías y revela el secreto!
- Yo vendo ilusiones.
- ¿Cómo dices?
- Yo vendo ilusiones, ese poder indomable que nos impulsa a seguir y conseguir nuestros deseos mas increíbles.
- ¿Pero como es posible que una persona venda ilusiones? ¡Usted es un farsante, un mentiroso y un embustero!
- Señor, le aseguro que no lo soy.
- ¿Ah no? Muéstreme una ilusión entonces.
- No puedo.
- ¡Aja! ¡Lo sabía!
- No es lo que usted cree.
- ¿A no?
- No. Usted no puede pedirme que le muestre un recuerdo, usted no puede pedirme que le muestre la virtud. Es por eso también que seria ingenuo de su parte pedirme que le muestre una ilusión.
- Ya lo he dicho, usted es un charlatán y un embustero.
- ¿Porqué?
- ¡Porque está tratando de venderme algo que no existe!
- ¿Las ilusiones no existen?
- Debo admitir que es un hombre hábil con las palabras. Y por eso reanima mi teoría de que es un embustero y un charlatán.
- ¿Y por qué piensa eso?
- ¡Porque con trucos usted trata de engañarme y hacerme pensar que mi pensamiento es erróneo!
- ¿Entonces cada vez que alguien le prueba a usted que está equivocado aquél hombre en realidad lo esta tratando de engañar?
- ¿Lo vez? ¡Lo hizo otra vez!
- Señor le aseguro que lo que menos deseo es mentirle o confundirlo.
- ¡Por los dioses que eres insistente! De acuerdo, entonces explícame cómo vas a evitar morir en este lugar.
- Ese es mi secreto.
- No me ayudas en nada, y ¿lo reconoces verdad?
- Desgraciadamente si, lo he notado, pero lo que sucede es que usted esta haciendo las preguntas equivocadas.
- ¿Ah si? ¿Y por qué mis preguntas están siendo equivocadas?
- Porque esta exigiendo mucho de mi y poco de usted mismo.
- Eso es mentira.
- No lo creo, usted me pregunta como voy a salvarme en vez de preguntarse a usted mismo como se va a salvar.
- Yo ya perdí la poca fe y esperanza que me quedaban.
- ¿Porqué las perdió?
- ¡Acaso no me ves! ¡Mírame, estoy desesperado, agotado, sin comida ni agua, abandonado a la cruel Fortuna que se empeña a cada minuto que transcurre en hacerme la vida más y más dura!
- Y yo siempre pensé que las lágrimas del destino se escondían tímidamente en los ojos de la Fortuna. Pues más bien yo creo que las dificultades son una bendición.
- No lo son.
- ¡Claro que lo son! Son las circunstancias en las cuales tenemos que encontrar la forma de triunfar. El lugar en el cual encontramos la fuerza y el deseo de avanzar, de superarnos. En las dificultades es donde nos encontramos a nosotros mismos señor. Los instantes en los que se decide nuestra valía.
- Yo no tengo valía.
- Todos la tienen, hace falta simplemente encontrarla.
- No si no hay voluntad de hacerlo.
- Por supuesto que no, y es un camino que cada uno debe hacer por su cuenta. Pero siempre hay alguien cerca para darnos aunque sea un pequeño empujón.
- ¿Y tu vendrías a ser ese alguien?
- ¡Claro que no! Yo ni siquiera conozco su nombre, pero lo que le digo es que mi producto pondría salvarlo.

Ambos nos quedamos en silencio por unos instantes, hasta que me vinieron a la mente recuerdos de mi vida. Mi amada Tenea que me abandonó por unas monedas, quería pasar el resto de su vida rodeada de lujos y comodidades que yo no podía proveerle. Aunque me partió el corazón yo la continué amando y deseando que fuera feliz donde sea que se encontrara. A mi hermano Hermes que lo perdí mientras navegábamos por el mar, que Poseidón lo haya tratado con cariño y que lo haya depositado en el Hades para que encontrara el descanso que tanto se merecía. Pero sobre todo voy a extrañar a mis estudios, mis investigaciones a las que tanto esfuerzo había dedicado. Mis escritos que iban progresando poco a poco, con historias increíbles que hubieran emocionado a muchos y que hasta los corazones mas duros se les hubiera echo difícil aguantar la presión de tan hermosa melodía de belleza.
Todo esto me hizo pensar que quería vivir, que no quería morir aún. Que la vida a su manera tormentosa era en verdad hermosa y que valía la pena soportar las desgracias que nos caían encima por designio de la impetuosa Fortuna.

En ese momento me levante y grite fuerte y alto que aún no quería morir. Que encontraría la forma de escapar a ese desierto maldito.

- ¡Voy a salir de aquí! ¡Aún no estoy muerto! Adiós viejo, espero que con tu producto puedas escapar de este desierto también.
- Antes de que te vayas, me gustaría que me pagaras.
- ¿Que te pague que cosa?
- ¡Pues el precio de la ilusión! ¡Tú has comprado una ilusión! Y lamentablemente por más que lo intentemos no tienen devolución.
- ¡Si que eres una persona intrigante viejo! Lo único que puedo darte es mi infinita gratitud porque verás que no tengo nada de valor conmigo en este momento.
- Si que lo tienes. Tienes muchas cosas de un valor incalculable contigo. Pero hay una de ellas en especial que quisiera pedirte.
- ¿Y cual es?
- Tu amistad.
AiTSa
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El Encuentro Empty Re: El Encuentro

Sáb 13 Jul 2013, 14:56
Reputación del mensaje :100% (1 voto)
Me encantó loco, felicitaciones por la redacción. Al final el que le terminó dando algo era él al mercader.... que cuando el mercader se lo pidió no se porque razón se me puso la piel de gallina.
Una Aplauso Wink
Shahnaz.
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El Encuentro Empty Re: El Encuentro

Sáb 13 Jul 2013, 17:04
Muchas gracias, aprecio tu comentario de verdad.
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El Encuentro Empty Re: El Encuentro

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