Un elfo desconocido se acercó al consejo para presentar el relato por el que tánto habían esperado.
Miró a la cara al juez, y después de haberse sacudido las manos metió su mano en uno de los bolsillos de su gastada túnica, sacando así un trozo de piedra inscripto:
-¡Lo encontré! -Gritó Gael a las autoridades de Banderbill que lo esperaban vigilando la puerta trasera de su vivienda.
Con sus sucias cabelleras grises, sus harapos que lo exhibían casi hasta el desnudo, y un extraño pergamino mojado blandiendo en su mano derecha, el elfo se acercó al guardia de mayor rango, quién lo miró con desagrado, y con los ojos entrecerrados por el espanto de su apariencia, tomó el pergamino.
Donde chille hasta la más mínima brisa; donde llore hasta el árbol más antiguo; donde baile la tierra al ritmo de la lluvia(…). Ahí me encontrará el elegido.
Los humanos, escasos de humor y sabiduría, miraban a este personaje, que silbaba mirando al firmamento, esperando alguna respuesta a lo leído previamente.
-Habla. -Dijo uno de ellos, con tono amenazante, apuntando su espada a Gael.
-Uhmmm… ¿Hola? -Contestó burlosamente.
Un golpe seco sobre la espalda de Gael espantó a los pájaros que rondaban la zona cuando uno de los guardias le pegó con la cara de su espada.
-¿Qué es lo que n– necesitan saber? -Preguntó el elfo dolorido, tirado en el césped muerto, mientras se tomaba la espalda.
-¡Dinos qué significa!- Contestaron dos de ellos casi a coro, esperando finalmente sacarle información.
Gael tomó de un brusco movimiento el pergamino que sostenía el líder, y mientras uno de ellos desenvainaba su espada para matarlo al fin, suponiendo que nada útil saldría de su boca desgastada y áspera, exclamó:
-¡Fué escrito por Goridhion!
-Cuéntame más sobre ese tal Goridhion. -Pidió nuevamente el líder, esta vez con tono más amigable.
-Es el famoso enano que atravezó Veriil, pero que nunca fué vuelto a ver por sus conciudadanos. Dice la leyenda que el pequeño guerrero tiene más de 600 años de edad, y su fuerza equivale a la de dosmil dragones. El pergamino les dirá dónde pueden encontrarlo, pero necesitarán de la ayuda de un elfo para descifrarlo.
-¿Puedes darnos una mano?
Gael se acercó al último guardia de la fila, y de un inesperado golpe en la naríz, lo dejó inconciente en el piso, aprovechando su agilidad para robarle la espada y clavarsela en el pecho a sí mísmo seguido de despedazar el pergamino.
Nunca se supo nada más sobre Goridhion ni su pergamino.
OFF-Rol: Aclaro, MI idea es que los guardias tenian planes de corrupción y maldad, y es por eso que Gael se negó a darles una mano, pero esto queda libre según el criterio e imaginación del lector.
Secándose las lágrimas, y recordando su descendencia, fuerte de justicia, se dió vuelta y se sentó con la mirada dirigida hacia la puerta.