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- BLUESKY·Nivel 12
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Capítulo I: La leyenda
Cuentan los relatos místicos, acerca de un libro mágico el cual había desaparecido cuando se establecieron las primeras ciudades. Este concedía un poder inigualable al mago experimentado que se hiciera con el. Pero ese poder se había ya utilizado una vez en nombre de las artes oscuras y ocurrió una catástrofe, fue la última vez que se vieron las tierras de de los reyes ancianos. La legendaria ciudad de Arkalof. Cuando el hechicero Raseen intentó destruir el poder de la luz, el libro desató un hechizo conocido como “Due Ramp”. Al contemplar esto, los reyes ancianos sacrificaron sus vidas para exiliar al libro junto con Raseen de este mundo. Pero pese a sus intentos no lograron hacer desaparecer el libro completamente. Se dice que aún existe, solo que se encuentra en el auténtico fin del mundo. Pasando las antiguas cavernas ancestrales y navegando miles de kilómetros hacia el este bordeando el imperio maldito. Miles de viajeros se han embarcado en la búsqueda del mágico libro, pero ninguno logró jamás pasar la isla del rey de los mares, Poseidón.
Con el pasar de los tiempos, este relato fue pasando de aventurero en aventurero y con los viajes realizados la historia se fue deformando gracias al palabrerío de múltiples guerreros. La última versión contada fue que el mismísimo Zeus había creado el libro con el fin de aplacar la ira de los titanes en la llamada gigantomaquia. Se relató acerca de la destrucción que podía realizarse si el libro cayera en manos equivocadas y millares de otras historias. Pero la verdad absoluta se desconocía aún debido a que jamás se había logrado superar la isla de Terramar, cuna de Poseidón. Nadie sabía que secretos se encontraban pasando esas misteriosas tierras, solo había hipótesis erróneas que duraban un corto lapso de tiempo.
Desde mi punto de vista, si analizáramos todas las versiones contadas se podría llegar a la conclusión de la ubicación específica del territorio poseedor del libro, pero ningún guerrero era tan listo como para hacerlo. O tal vez sí…
Existió una vez un guerrero llamado Damalon, soberano de las tierras nórdicas hasta donde los mapas llegaban a representarse. El fue uno de los mejores espadachines que halla habido en esas tierras inhóspitas colmadas de aventuras, era muy sabio debido a su educación severa desde que era pequeño y poseía gran dominio de artilugios milenarios. Fue educado en astronomía, física, algebra, matemáticas y miles de asignaturas más. Algunas cuales dejaron de existir hace miles de años. Era gran amigo de un mago famoso el cual lo acompañaba en todas sus expediciones fuese cual fuese. No pasaba un día en que el mago Asgault se viera en compañía de otro que fuera Damalon.
Una cálida noche de un verano Asgault propuso al rey caballero aventurarse en busca de aquel libro. Tal vez, el siendo mago, encontraría un buen uso de todo su poder. Damalon asintió con la cabeza luego de unos extensos minutos de silencio.
- ¿Tu crees que lograríamos llegar al famoso fin del mundo? – Damalon- De veras sería excitante hacer tal aventura, pero debemos estar confiados al cien porciento de lo que estamos por hacer-.
- Corrígeme si me equivoco amigo mío, pero ¿Alguna vez, mis teorías sobre estos temas, fueron erróneas?- Dijo el mago con aire de grandeza.
-Tienes toda la razón del mundo en eso. No puedo negarlo-
-Ahora bien, necesitamos que vuestro sumo monarca Damalon haga los preparativos. Pues sabrás no será un viaje placentero como para tomarlo de improviso- Anunció Asgault dirigiéndose al rey.
Los preparativos de inmediato, tras la orden del rey absoluto, se pusieron en marcha. Se comenzó a construir una hermosa embarcación, de colores radiantes en los cuales predominaba el dorado y el plata. La nave era bastante pequeña, pero esto la hacía más veloz. Algo fundamental para realizar la travesía para la cual estaba destinado el barco.
Transcurridos dos meses de construcción intensa, trabajo incesable y empeño pocas veces visto, la nave estaba lista. Finalmente, luego de dos arduos meses, estaba finalizada. Era el barco más hermoso que se halla visto en esos tiempos. Pequeña, rápida y hermosa. Ligera y eficaz. Una verdadera maravilla. Damalon al observarla veía en ella un interminable viaje hacia la nada, pues nadie sabía que se encontraba pasando Terramar. Pero tenía esperanza de lograr su cometido y hallar el libro del que tantos relatos hablaban. Damalon llamó al barco con el nombre de Esperantum.
Capítulo II: La invasión
Los preparativos habían finalizado. La cuidad entera se había movilizado para acabar la difícil tarea de conseguir las provisiones necesarias para el viaje, construir el Esperantum y el propio Damalon fue quien eligió entre sus tropas a 27 caballeros que lo acompañarían en la travesía. Esto sin duda, fue la parte más difícil, pues no muchos soldados se enlistaron y postularon como acompañantes del monarca ya que suponían que era un viaje sin retorno. Pero aún así, muchos soldados quisieron participar e ir en busca de aventuras. Muchos con una larga tradición en el combate con espadas, otros con prácticas innumerables con el arco y la flecha y otros los cuales poseían cualidades únicas raras veces vistas por un ser humano. Algunos enanos quisieron participar y de hecho uno de ellos lo logró. Este se llamaba Bhaltair y si que era especial. Era un enano rechoncho, como todos los enanos, de una frondosa barba gris que llegaba hasta su cintura. Se lo veía muy serio aunque hacía comentarios que podían hacer reír al más serio de los dioses. También se destacaba un hombre alto, de cuerpo fornido y abundante cabello. Era un hombre muy callado y pocas veces se lo veía conversar con alguien más que no fuera Damalon. Según dicen, era hijo de un famoso rey que había sido asesinado por su hermano para así, quedarse con el trono el cual fue heredado por su cruel hijo. Razones cuales, le dieron tal reputación a la cuidad de Tromunlgar. Volviendo a la tripulación, Damalon había conseguido los mejores acompañantes que se podían desear. Cada uno sobresalía en una cualidad la cual el solo sabía hacer con precisión. Excepto por 3 arqueros y un par de espadachines que servían como guardianes de Damalon y Asgault.
El viaje estaba por comenzar, estaba todo listo para que los 30 soldados se embarcaran y armen rumbo hacia el horizonte que parecía tan lejano. Pero la noche anterior al inicio del viaje, hubo una invasión a la cuidad. Los caballeros bermellón como se hacían llamar, atacaron el reinado del monarca Damalon en nombre de Neitan, soberano de las tierras sureñas.
Un soldado irrumpió agitado en la tienda en la cual dormía Damalon y muy sobresaltado lo despertó de su profundo sueño.
-¡Mi señor!- Exclamó el soldado. – ¡Los soldados de Neitan el bárbaro nos están atacando!
- ¿Cómo que nos atacan?- Gritó Damalon. - ¡Debemos retener el ataque de inmediato!-
-Llamad a la guardia imperial y a los soldados de la baja estirpe también. ¡Acabaos con este absurdo ataque!-
-A sus ordenes señor- Dijo el soldado vestido de una cota metálica y brillante para después retirarse rápidamente.
Se escuchaban estruendos fuera del lugar en el que se encontraba Damalon el cual, no entendía nada de lo que estaba sucediendo.
De pronto Asgault entró apresurado.
- Damalon- Dijo el mago. – Apresúrate, colócate tus vestimentas de combate y acompáñame a dirigir a nuestros hombres.-
“¡Están en el flanco derecho!” Se escuchó a la lejanía.
-Debemos apresurarnos, no nos queda mucho tiempo para que logren traspasar los muros- Dijo Asgault fatigado.
De pronto, el cielo se torno de un color naranja rojizo seguido se un fuerte estallido acompañado de el ruido de la destrucción de paredes. Estaban atacando con catapultas. Gigantescas piedras incineradas volaban por los aires y realizaban un estruendo ensordecedor cuando caían a tierra firme o se estrellaban contra una fortificación.
Cuando el mago y el rey llegaron al sitio donde la batalla tenía lugar, se espantaron al ver las infinitas tropas enemigas atacando el reino. Era un ejercito enorme, terriblemente numerosos, y absolutamente todos los que lo conformaban eran guerreros muy bien entrenados para el combate. Pocos eran los muros que permanecían de pie protegiendo la cuidad de Damalon, y muchos eran los heridos que sollozaban en la tierra fría y húmeda. El rostro de Damalon se tornó pálido, sombrío y perturbado. No podía creer la guerra que se había librado ante él, una guerra que lo había tomado desprevenido.
Horas más tarde la lucha continuaba. Los nobles se batían en duelo con los infernales caballeros seguidores de la tiranía para demostrar quien era el monarca supremo y cual el más débil. Neitan observaba desde lo lejos la incansable lucha de sus soldados mientras que Damalon organizaba estrategias militares las cuales resultaban inútiles ya que los caballeros bermellón superaban extremadamente en número. En varios momentos intercambiaron miradas los dos monarcas y se quedaban petrificados, contemplando el vigor del otro y tratando de intimidarse con sus pupilas dilatadas por la exaltación.
Según el diario de Damalon esto fue lo que sucedía.
19 de Marzo:
Siento mis piernas agotadas, al igual que mis brazos. Mis manos se tornan heladas y mi rostro se empalidece. Siento impotencia al ver morir a mis hombres, pero esta es una guerra que no puede ser perdida. Mi reino está en juego. ¡Nuestro reino está en juego! Siento que el enemigo avanza a pasos agigantados y, nosotros resistimos como podemos. A filo de espada y punta de flecha nos defendemos, pero no es suficiente si queremos ganar.
Escucho zumbidos en mi cabeza. ¿Estaré alucinando? ¿O tal vez será lo que se le dice contusión de batalla? Probablemente ambas y al mismo tiempo ninguna. Solo son productos imaginativos de mi mente que me juega en contra. Mi buen amigo, Asgault, hace lo que puede con su poderosa magia que parece inservible ante semejante ejército. Oigo la respiración agitada de mis colegas y compañeros de batalla, su corazón palpita a un ritmo fuera de lo normal. Saben que se avecina lo peor, el ojo de la tormenta como lo llaman algunos.
De pronto, un gran trozo de muro cae a mi lado. Quedo inmóvil. “¡Un dragón!”. Se oye a lo lejos. ¿Será posible? Si, era posible y era cierto. Un gigantesco lagarto alado color rojizo azotaba nuestros soldados. Los cuerpos sin vida de mis hombres volaban por los aires como muñecos en manos de un niño. El dragón clavó sus verdes ojos en mi ser. Me acechaba, como un halcón acecha a un ratón a punto de ser devorado…
Continuara...
Cuentan los relatos místicos, acerca de un libro mágico el cual había desaparecido cuando se establecieron las primeras ciudades. Este concedía un poder inigualable al mago experimentado que se hiciera con el. Pero ese poder se había ya utilizado una vez en nombre de las artes oscuras y ocurrió una catástrofe, fue la última vez que se vieron las tierras de de los reyes ancianos. La legendaria ciudad de Arkalof. Cuando el hechicero Raseen intentó destruir el poder de la luz, el libro desató un hechizo conocido como “Due Ramp”. Al contemplar esto, los reyes ancianos sacrificaron sus vidas para exiliar al libro junto con Raseen de este mundo. Pero pese a sus intentos no lograron hacer desaparecer el libro completamente. Se dice que aún existe, solo que se encuentra en el auténtico fin del mundo. Pasando las antiguas cavernas ancestrales y navegando miles de kilómetros hacia el este bordeando el imperio maldito. Miles de viajeros se han embarcado en la búsqueda del mágico libro, pero ninguno logró jamás pasar la isla del rey de los mares, Poseidón.
Con el pasar de los tiempos, este relato fue pasando de aventurero en aventurero y con los viajes realizados la historia se fue deformando gracias al palabrerío de múltiples guerreros. La última versión contada fue que el mismísimo Zeus había creado el libro con el fin de aplacar la ira de los titanes en la llamada gigantomaquia. Se relató acerca de la destrucción que podía realizarse si el libro cayera en manos equivocadas y millares de otras historias. Pero la verdad absoluta se desconocía aún debido a que jamás se había logrado superar la isla de Terramar, cuna de Poseidón. Nadie sabía que secretos se encontraban pasando esas misteriosas tierras, solo había hipótesis erróneas que duraban un corto lapso de tiempo.
Desde mi punto de vista, si analizáramos todas las versiones contadas se podría llegar a la conclusión de la ubicación específica del territorio poseedor del libro, pero ningún guerrero era tan listo como para hacerlo. O tal vez sí…
Existió una vez un guerrero llamado Damalon, soberano de las tierras nórdicas hasta donde los mapas llegaban a representarse. El fue uno de los mejores espadachines que halla habido en esas tierras inhóspitas colmadas de aventuras, era muy sabio debido a su educación severa desde que era pequeño y poseía gran dominio de artilugios milenarios. Fue educado en astronomía, física, algebra, matemáticas y miles de asignaturas más. Algunas cuales dejaron de existir hace miles de años. Era gran amigo de un mago famoso el cual lo acompañaba en todas sus expediciones fuese cual fuese. No pasaba un día en que el mago Asgault se viera en compañía de otro que fuera Damalon.
Una cálida noche de un verano Asgault propuso al rey caballero aventurarse en busca de aquel libro. Tal vez, el siendo mago, encontraría un buen uso de todo su poder. Damalon asintió con la cabeza luego de unos extensos minutos de silencio.
- ¿Tu crees que lograríamos llegar al famoso fin del mundo? – Damalon- De veras sería excitante hacer tal aventura, pero debemos estar confiados al cien porciento de lo que estamos por hacer-.
- Corrígeme si me equivoco amigo mío, pero ¿Alguna vez, mis teorías sobre estos temas, fueron erróneas?- Dijo el mago con aire de grandeza.
-Tienes toda la razón del mundo en eso. No puedo negarlo-
-Ahora bien, necesitamos que vuestro sumo monarca Damalon haga los preparativos. Pues sabrás no será un viaje placentero como para tomarlo de improviso- Anunció Asgault dirigiéndose al rey.
Los preparativos de inmediato, tras la orden del rey absoluto, se pusieron en marcha. Se comenzó a construir una hermosa embarcación, de colores radiantes en los cuales predominaba el dorado y el plata. La nave era bastante pequeña, pero esto la hacía más veloz. Algo fundamental para realizar la travesía para la cual estaba destinado el barco.
Transcurridos dos meses de construcción intensa, trabajo incesable y empeño pocas veces visto, la nave estaba lista. Finalmente, luego de dos arduos meses, estaba finalizada. Era el barco más hermoso que se halla visto en esos tiempos. Pequeña, rápida y hermosa. Ligera y eficaz. Una verdadera maravilla. Damalon al observarla veía en ella un interminable viaje hacia la nada, pues nadie sabía que se encontraba pasando Terramar. Pero tenía esperanza de lograr su cometido y hallar el libro del que tantos relatos hablaban. Damalon llamó al barco con el nombre de Esperantum.
Capítulo II: La invasión
Los preparativos habían finalizado. La cuidad entera se había movilizado para acabar la difícil tarea de conseguir las provisiones necesarias para el viaje, construir el Esperantum y el propio Damalon fue quien eligió entre sus tropas a 27 caballeros que lo acompañarían en la travesía. Esto sin duda, fue la parte más difícil, pues no muchos soldados se enlistaron y postularon como acompañantes del monarca ya que suponían que era un viaje sin retorno. Pero aún así, muchos soldados quisieron participar e ir en busca de aventuras. Muchos con una larga tradición en el combate con espadas, otros con prácticas innumerables con el arco y la flecha y otros los cuales poseían cualidades únicas raras veces vistas por un ser humano. Algunos enanos quisieron participar y de hecho uno de ellos lo logró. Este se llamaba Bhaltair y si que era especial. Era un enano rechoncho, como todos los enanos, de una frondosa barba gris que llegaba hasta su cintura. Se lo veía muy serio aunque hacía comentarios que podían hacer reír al más serio de los dioses. También se destacaba un hombre alto, de cuerpo fornido y abundante cabello. Era un hombre muy callado y pocas veces se lo veía conversar con alguien más que no fuera Damalon. Según dicen, era hijo de un famoso rey que había sido asesinado por su hermano para así, quedarse con el trono el cual fue heredado por su cruel hijo. Razones cuales, le dieron tal reputación a la cuidad de Tromunlgar. Volviendo a la tripulación, Damalon había conseguido los mejores acompañantes que se podían desear. Cada uno sobresalía en una cualidad la cual el solo sabía hacer con precisión. Excepto por 3 arqueros y un par de espadachines que servían como guardianes de Damalon y Asgault.
El viaje estaba por comenzar, estaba todo listo para que los 30 soldados se embarcaran y armen rumbo hacia el horizonte que parecía tan lejano. Pero la noche anterior al inicio del viaje, hubo una invasión a la cuidad. Los caballeros bermellón como se hacían llamar, atacaron el reinado del monarca Damalon en nombre de Neitan, soberano de las tierras sureñas.
Un soldado irrumpió agitado en la tienda en la cual dormía Damalon y muy sobresaltado lo despertó de su profundo sueño.
-¡Mi señor!- Exclamó el soldado. – ¡Los soldados de Neitan el bárbaro nos están atacando!
- ¿Cómo que nos atacan?- Gritó Damalon. - ¡Debemos retener el ataque de inmediato!-
-Llamad a la guardia imperial y a los soldados de la baja estirpe también. ¡Acabaos con este absurdo ataque!-
-A sus ordenes señor- Dijo el soldado vestido de una cota metálica y brillante para después retirarse rápidamente.
Se escuchaban estruendos fuera del lugar en el que se encontraba Damalon el cual, no entendía nada de lo que estaba sucediendo.
De pronto Asgault entró apresurado.
- Damalon- Dijo el mago. – Apresúrate, colócate tus vestimentas de combate y acompáñame a dirigir a nuestros hombres.-
“¡Están en el flanco derecho!” Se escuchó a la lejanía.
-Debemos apresurarnos, no nos queda mucho tiempo para que logren traspasar los muros- Dijo Asgault fatigado.
De pronto, el cielo se torno de un color naranja rojizo seguido se un fuerte estallido acompañado de el ruido de la destrucción de paredes. Estaban atacando con catapultas. Gigantescas piedras incineradas volaban por los aires y realizaban un estruendo ensordecedor cuando caían a tierra firme o se estrellaban contra una fortificación.
Cuando el mago y el rey llegaron al sitio donde la batalla tenía lugar, se espantaron al ver las infinitas tropas enemigas atacando el reino. Era un ejercito enorme, terriblemente numerosos, y absolutamente todos los que lo conformaban eran guerreros muy bien entrenados para el combate. Pocos eran los muros que permanecían de pie protegiendo la cuidad de Damalon, y muchos eran los heridos que sollozaban en la tierra fría y húmeda. El rostro de Damalon se tornó pálido, sombrío y perturbado. No podía creer la guerra que se había librado ante él, una guerra que lo había tomado desprevenido.
Horas más tarde la lucha continuaba. Los nobles se batían en duelo con los infernales caballeros seguidores de la tiranía para demostrar quien era el monarca supremo y cual el más débil. Neitan observaba desde lo lejos la incansable lucha de sus soldados mientras que Damalon organizaba estrategias militares las cuales resultaban inútiles ya que los caballeros bermellón superaban extremadamente en número. En varios momentos intercambiaron miradas los dos monarcas y se quedaban petrificados, contemplando el vigor del otro y tratando de intimidarse con sus pupilas dilatadas por la exaltación.
Según el diario de Damalon esto fue lo que sucedía.
19 de Marzo:
Siento mis piernas agotadas, al igual que mis brazos. Mis manos se tornan heladas y mi rostro se empalidece. Siento impotencia al ver morir a mis hombres, pero esta es una guerra que no puede ser perdida. Mi reino está en juego. ¡Nuestro reino está en juego! Siento que el enemigo avanza a pasos agigantados y, nosotros resistimos como podemos. A filo de espada y punta de flecha nos defendemos, pero no es suficiente si queremos ganar.
Escucho zumbidos en mi cabeza. ¿Estaré alucinando? ¿O tal vez será lo que se le dice contusión de batalla? Probablemente ambas y al mismo tiempo ninguna. Solo son productos imaginativos de mi mente que me juega en contra. Mi buen amigo, Asgault, hace lo que puede con su poderosa magia que parece inservible ante semejante ejército. Oigo la respiración agitada de mis colegas y compañeros de batalla, su corazón palpita a un ritmo fuera de lo normal. Saben que se avecina lo peor, el ojo de la tormenta como lo llaman algunos.
De pronto, un gran trozo de muro cae a mi lado. Quedo inmóvil. “¡Un dragón!”. Se oye a lo lejos. ¿Será posible? Si, era posible y era cierto. Un gigantesco lagarto alado color rojizo azotaba nuestros soldados. Los cuerpos sin vida de mis hombres volaban por los aires como muñecos en manos de un niño. El dragón clavó sus verdes ojos en mi ser. Me acechaba, como un halcón acecha a un ratón a punto de ser devorado…
Continuara...
- GheekNivel 9
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Localización : Mira para atras y fijate, Quizá me encontras pero fijate bien.
Waw. Te re inspiraste . Sinceramente, Me cansé un poco de leérlo, Tratá de que la 2da parte sea bien completa pero no tan larga Pero esta muy buena igual.
Slds Gheek.
Slds Gheek.
El autor de este mensaje ha sido baneado del foro - Ver el mensaje
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Gracias. Pero la idea es que sea larga porque es un libro que voy a hacer para tenerlo. Capaz lo uso para lengua en algun momento
- RaMiRo.-Nivel 1
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Edad : 28
Localización : Zarate
O.o TE RE INSPIRASTE JAJA suerte
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