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Carta de un Joven Explorador
Vie 09 Ago 2013, 23:28
Comandante:
Se dirige a usted el explorador encargado de inspeccionar la zona establecida comandante. He seguido sus órdenes y me adentré en aquel bosque que mostraba árboles enormes y nunca antes visto. Le redactaré lo sucedido en la presente.
Mientras más avanzaba, el pasto se hacía cada vez mas verde y enérgico, los colores del paisaje posaban cada vez mas vivos y llenos de alegría. Al continuar mi camino, no podía evitar prestar atención a cada detalle que presentaba la naturaleza. Los árboles cada vez se veían más infinitos en altura y yo me veía segundo a segundo más pequeño en el lugar. Pese a tal experiencia extraña no tenía la sensación o decisión de retornar, mi corazón galopaba cada vez más velozmente y mi cerebro me impulsaba a continuar.
No mucho más adelante, me encontré con una gran ciudad la cual yacía en una fosa interminable. En ese momento me encontraba en lo alto de la misma y podía contemplar el maravilloso mundo que entregaba el lugar. La fosa se encontraba llena de verde y detrás de la misma se veían las montañas más grandes jamás contempladas, y sobre ellas mismas no había cielo o nubes algunas, solo un infinito celeste que no podría imaginar ninguno de vosotros.
La ciudad que había divisado se encontraba sobre grandes árboles, aunque estos no eran tan altos como otros que había logrado contemplar. Al acercarme a tal ciudad, sus habitantes eran de lo más extraños. Eran criaturas altas y tenían orejas puntiagudas. Sus rostros eran perfectos, más aún que el de una bella dama.
Al verme, ellos se mostraron humildes y hospitalarios, se comunicaban conmigo a través de señas y los podía entender perfectamente ya que son seres muy inteligentes. Ellos inmediatamente me entregaron víveres y un poco de agua, y no mucho mas tarde me enseñaron algunas de sus costumbres.
Por cierto, la razón del comunicado tras estos cuatros días, se debe a que tal experiencia me ha llevado a decidir abandonar la comunidad de los humanos. Sus actos son viles y no son dignos de vivir en este bello mundo, lo desprecian y lo maltratan como lo hacen entre ustedes mismos, son seres abominables pese al pequeño tamaño que poseen. Estoy totalmente arrepentido de ser de la misma raza que ustedes, espero alguna vez que un conjuro cambie mi apariencia física, mientras tanto, he avisado a todos los ciudadanos de esta ciudad que ustedes tienen la intención de arrasar con todo a su paso, por lo tanto los mismo están preparados para recibirlo a usted y su ejército.
Sin más que decir, me despido de usted y aguardo no verlo por estas tierras, debe pensar detenidamente antes de hacer algo estúpido.
FIN DE LA HISTORIA
AUTO:FLOR.
Se dirige a usted el explorador encargado de inspeccionar la zona establecida comandante. He seguido sus órdenes y me adentré en aquel bosque que mostraba árboles enormes y nunca antes visto. Le redactaré lo sucedido en la presente.
Mientras más avanzaba, el pasto se hacía cada vez mas verde y enérgico, los colores del paisaje posaban cada vez mas vivos y llenos de alegría. Al continuar mi camino, no podía evitar prestar atención a cada detalle que presentaba la naturaleza. Los árboles cada vez se veían más infinitos en altura y yo me veía segundo a segundo más pequeño en el lugar. Pese a tal experiencia extraña no tenía la sensación o decisión de retornar, mi corazón galopaba cada vez más velozmente y mi cerebro me impulsaba a continuar.
No mucho más adelante, me encontré con una gran ciudad la cual yacía en una fosa interminable. En ese momento me encontraba en lo alto de la misma y podía contemplar el maravilloso mundo que entregaba el lugar. La fosa se encontraba llena de verde y detrás de la misma se veían las montañas más grandes jamás contempladas, y sobre ellas mismas no había cielo o nubes algunas, solo un infinito celeste que no podría imaginar ninguno de vosotros.
La ciudad que había divisado se encontraba sobre grandes árboles, aunque estos no eran tan altos como otros que había logrado contemplar. Al acercarme a tal ciudad, sus habitantes eran de lo más extraños. Eran criaturas altas y tenían orejas puntiagudas. Sus rostros eran perfectos, más aún que el de una bella dama.
Al verme, ellos se mostraron humildes y hospitalarios, se comunicaban conmigo a través de señas y los podía entender perfectamente ya que son seres muy inteligentes. Ellos inmediatamente me entregaron víveres y un poco de agua, y no mucho mas tarde me enseñaron algunas de sus costumbres.
Por cierto, la razón del comunicado tras estos cuatros días, se debe a que tal experiencia me ha llevado a decidir abandonar la comunidad de los humanos. Sus actos son viles y no son dignos de vivir en este bello mundo, lo desprecian y lo maltratan como lo hacen entre ustedes mismos, son seres abominables pese al pequeño tamaño que poseen. Estoy totalmente arrepentido de ser de la misma raza que ustedes, espero alguna vez que un conjuro cambie mi apariencia física, mientras tanto, he avisado a todos los ciudadanos de esta ciudad que ustedes tienen la intención de arrasar con todo a su paso, por lo tanto los mismo están preparados para recibirlo a usted y su ejército.
Sin más que decir, me despido de usted y aguardo no verlo por estas tierras, debe pensar detenidamente antes de hacer algo estúpido.
FIN DE LA HISTORIA
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