Buscando el poder en la Ciudad Oscura

Era una fría noche en la Ciudad Oscura, esa gran isla malvada en el medio del mar perteneciente a las tierras Argentum. En la entrada se podría ver algún que otro ciudadano que navegando se perdió y por desgracia llegó a esta ciudad, siendo castigado al ser enganchado en los cepos, también los guardias malvados aniquilando cualquier ciudadano que llegue a la isla. Adentrándose en la ciudad, por sus calles, los honorables soldados de la Legión Oscura tomando algún trago en los bares, o comprando armas y protección para combatir a los ciudadanos de las tierras Argentum, también los guardias gritando que el mal prevalecerá sobre estas tierras.
Podrás encontrar una buena actividad de criminales, en esta ciudad son plenamente aceptados, buscan comida y bebida para sus expediciones de mal hacia tierras desconocidas, también armaduras, escudos y armas para combatir a los ciudadanos que los quieren muertos por su status de bandidos. Llegando al centro de la ciudad, podrás notar movimiento promoviendo el ingreso a la Legión Oscura, donde nobles criminales se convertirán en nobles soldados del mal, también por ahí está un elfo de marrones cabellos, es él quien vende las armaduras legionarias para los soldados de la misma.

Ahí estaba el Paladín Humano Mouras, un respetado y antiguo miembro de la Legión Oscura, de alto cargo jerárquico, el más alto en la pirámide, Devorador de Almas. Los rumores en la ciudad dicen que ha matado más de trescientos ciudadanos. Mouras llevaba su Armadura Legionaria, reluciente como siempre, su escudo de hierro, espada dos filos y casco de hierro completo, aunque por cuestiones de respeto no lo llevaba puesto, ya que se conoce que él sólo lo usa para luchar, así mostraba su blanco cabello y barba, debido a su alta edad. Se adentró en el edificio de los legionarios, los guardias al verlo pasar lo dejaron acceder, respiró profundo y se adentró en el portal que lo llevó a la Cripta de Concilios.
Allí había mucha actividad de legionarios, sabrán que por la muerte del antiguo Concilio se están eligiendo a nuevos miembros para dicho puesto. Mouras oía atentamente las charlas de los soldados del mal. Se acercó a un rincón donde yacía su hermano menor, Jaques, y con él comenzó a hablar.

Jaques: -Mouras, hermano, ¿cómo te encuentras?
-Muy bien hermano mío, algo cansado. ¿Has notado la actividad qué hay últimamente?
-Sí, es por la elección del nuevo Concilio de las Sombras.

Mouras bajó la voz y comentó a Jaques: -Tenemos que adentrarnos en esto, hay que pensar maneras para tomar el poder del Concilio, usando la fuerza o no, hay que poner gente a nuestro favor ya mismo y tendremos el control de la Ciudad Oscura y de todo Argentum.
-Es una tarea difícil hermano mío, no quiero faltar a su respeto pero los rumores no son favorables para nosotros.
-Hay que hacer algo urgente, somos gente respetada aquí, tenemos que tomar el poder. Hay que dar un buen perfil a la gente, dar propuestas y demás. Pon manos a la obra, que los hermanos Mouras, Jaques y Mamilla sean puestos en la cabeza de la gente aquí, si no podemos de una manera pacífica, deberemos usar nuestra fuerza.

Jaques parecía algo nervioso, sin embargo contestó a Mouras: -Muy bien hermano mío, me pondré manos a la obra.

Jaques se dirigió a la Ciudad Oscura mediante el portal, mientras Mouras continuó charlando con otros soldados legionarios.