Leyendas. El describimiento de la Cripta

Los años pasaron desde aquél fatídico día donde los fuerzas del bien y del mal chocaron y terminaron con la vida de, tal vez, los exponentes más glorificados de ambas facciones, Theoren y Lord Thek.
Las ciudades habían quedado en ruinas, muy débiles como para poder recomponerse y brillar en todo su esplendor; sin lugar a dudas años oscuros parecían estar acechando.

En un entorno de tanta destrucción, el cementerio –lugar donde había acontecido la última gran batalla entre los faccionarios– fue la que sufrió los daños más importantes. Los encargados de levantar los pilares, lápidas y muros derribados, no contarían con encontrarse una entrada en el polvoriento suelo de la iglesia, con escaleras que parecían llevar hacia una densa oscuridad. Al bajar por ellas, este grupo de trabajadores divisaría algo que escaparía a la imaginación de cualquier individuo, un paisaje de lava los había dejado perplejos, sus bocas no podían exhalar aliento alguno. Pronto se encontrarían con criaturas nunca antes vistas y, a continuación, con quien pareciera ser el amo y señor de esas calurosas tierras, un Dragón. Relatos que se contaban en las Tierras del Fénix, solían hacer mención a un gran Dragón que vivía en la Tumba Legendaria del Cementerio, algunos afirmaron haber acabado con su vida, pero, al parecer, esta criatura logró serle esquivo a las garras de la muerte y mantenerse escondido en un nuevo lugar. Los trabajadores, entrados en pánico, suponiendo un posible ataque de este mortal ser, escaparon despavoridos para nunca regresar allí.

Desde entonces, los soldados de más alto nivel han entrado a los aposentos de la mítica criatura exhala fuego, con el único objetivo de derrotarla y volver a sus pueblos como héroes. Desafortunadamente nadie que haya entrado, ha salido victorioso. Al parecer, aquél héroe destinado a doblegarlo, aún no ha llegado.