Parsyk.
Clase: Se cree que Clérigo, yo dudaría.
Raza: Elfo
Alineación: Alma perdida, Seguidor de Satán. Es un aliado del diablo, porque odia al rey Tancredo... ¿Por qué lo odia?... lee la historia
Así comienza mi historia, la historia de Parsyk.
Esta historia se remonta a la edad medieval, allá por el siglo XII, donde los castillos eran habitados por las familias reales y los dragones volaban por los verdes valles del norte de las tierras. Esta historia que me limitaré a contarles, habla de un gran guerrero, con un poder inigualable, la pesadilla de todo ciudadano, quien llevaba como himno los gritos desgarradores de los muertos, y como bandera, el odio.
- Parsyk, ¡ten cuidado, no vayas a golpearte! - Gritaba Gresyk, su madre, al verlo correr por el verde prado y jugar con los otros niños.
Parsyk, con la energía de un niño de nueve años que era, corría y jugaba con sus amigos a las afueras de Ullathorpe, mientras las madres cosechaban los frutos, y iban a buscar agua cristalina al río.
En esos momentos, los pueblos se encontraban en guerras por las tierras, a causa de Reyes egoístas y mentirosos. A causa de estas disputas, el padre de Parsyk, un gran guerrero llamado Parlenmot, se encontraba en la guerra, luchando por su pueblo.
Los días pasaron, y Parsyk empezaba a prepararse para entrenarse y convertirse en un guerrero; como era la tradición en su pueblo, donde los niños varones, al cumplir diez años, empezaban a entrenar tácticas de guerra y combate. No por nada habían forjado tan feroz ejército.
Los días se acercaban, cada vez faltaba menos para el día de su cumpleaños, y su padre no regresaba. Su madre, preocupada, iba todos los días a buscar noticias sobre su esposo a la plaza principal, donde llegaban los mensajeros del ejército con las noticias. Nunca había nada, no estaba muerto, no era prisionero de otro ejército, pero... Tampoco estaba en batalla, estaba desaparecido. Gresyk decidió no contarle esto a su hijo, hasta que se supiese que era lo que había sucedido.
- Mamá, ¿por qué lloras? - preguntó una noche Parsyk a su madre, al escucharla sollozar.
- No es nada hijo, duerme tranquilo.
- ¿Es porqué no regresa papá? no te preocupes, yo podré cumplir con sus deberes, seré un gran hombre - dijo Parsyk, con la llama de la pureza viva, que le chispeaba en los ojos.
- Seguro que sí, seguro que sí - Dijo su madre, cerrando los ojos y guardando sus penas para ella sola.
Parsyk no podía dormir, se le cruzaba en su mente el dolor, la guerra, la preocupación, pensaba en su padre, en su madre, tenía miedo, se acercaba el día de su cumpleaños, tenia que convertirse en un gran guerrero para no decepcionar a su madre... Un mar de sensaciones, preocupaciones y miedos se le cruzaban por la mente, atormentado la mente del pobre niño, destruyéndola poco a poco.
(un par de días después)
- Felicidades hijo mío, ya podrás convertirte en un gran soldado - Lo despertó su madre el día de su cumpleaños.
Parsyk, intentó abrir los ojos, pero tenía los parpados pegados, y un gran dolor de cabeza que lo atormentaba, junto con sus pensamientos y preocupaciones, hacia ya, vario tiempo.
- Toma hijo, esto me lo dejó tu padre antes de partir, es el escudo que el utilizó en su primer batalla - Explicó la madre, mostrándolo al hijo, el gran escudo de plata.
- Gracias madre, espero poder ser un gran guerrero algún dia, tan bueno como papá - y pronunciando esta frase, Parsyk poniéndose de pie, levantó a penas duras, tan pesado escudo.
- Apúrate Parsyk, tenemos que ir al batallón a enlistarte. - dijo Gresyk - Recuerda, núnca andes solo, y ten mucho cuidado de no lastimarte.
Y tironeándolo del brazo, lo llevó rápidamente a su primer entrenamiento.
Gresyk se despidió de su hijo, y le prometió ir a buscarlo al atardecer, cuando terminara su primer entrenamiento.
- Muy bien echo soldado, por hoy, ya hemos terminado con el entrenamiento - le dijo su entrenador.
Parsyk, tomó su escudo, su daga y sandalias, y se sentó en la puerta de mármol del edificio, a esperar a su madre.
Comenzó a llover, Parsyk, cubriéndose de la lluvia con su escudo, renegó de su madre...
- ¿Por qué tardará tanto? Los dioses deberían mandarle un recordatorio - Protestó de su fortuna el pobre chico.
Se escuchaban truenos, relámpagos y rayos. La lluvia caía sin parar, formaba grandes charcos, a los que el niño tiraba piedras. El cielo estaba oscuro como los cabellos del muchacho. El frío penetraba en su cuerpo creando espantosos escalofríos. Los sapos y las ranas croaban. El cansancio de Parsyk era enorme, y la lluvia, y sus delicados sonidos, hacia que el muchacho sintiera más aún.
Poniéndose de pie, Parsyk tomó sus cosas, y se dirigió hacia su casa, bajo la lluvia que golpeaba su cuerpo, de cabeza a pies.
Ya llegando a su casa, Parsyk divisó la puerta entreabierta y la luz de una vela encendida. El caminó hasta estar frente a su puerta. Chillando le dio la bienvenida su puerta, cosa extraña, porque estaba abierta. El muchacho, ya tranquilo y secándose, dejó sus cosas tras la mesa.
No había visto a su madre, pensó. ¿Dónde estaría?, y diciendo esto se dirigió hacia la puerta de la habitación de la madre, que se encontraba cerrada.
- ¡Que es un traidor!, no lo niegues, ¡Tú lo sabías! - Escucho la voz de un hombre en el cuarto de su madre - ¡Dímelo!, ¿Pensabas que no nos íbamos a enterar?...
Bueno, me aburrí de escribir, pero después les dejo la segunda parte, en una de esas, si les gusta, hasta saque el libro (?).
Espero que les guste.!!
Gracias.!!
--------> EDIT: Segunda parte