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Leyendas. Las tierras frias
Vie 03 Dic 2010, 10:54
Tras la victoria conseguida en la batalla de las Islas de Lindos, el Rey de Banderbill decidió terminar aquel cuestionado puente que Lord Thek quiso construir en las islas. La situación era diferente ahora, ya que los guardias imperiales cuidaban las islas de los malhechores y era la oportunidad perfecta para mejorar las vías de transporte marítimo hacia la lejana Hillidian y hacia Nueva Esperanza. Pero esta acción solo generó un odio mayor en Lord Thek.
Una vez terminado el puente, el Rey de Banderbill decidió que era el momento para liberar a Hillidian Oriental de las garras del mal. Esta ciudad, que ha pertenecido desde tiempos inmemorables al Reino de Arghal, estaba controlada por el tirano Lord Zanirk, un elfo oscuro cuya alma era aún más negra que su piel. Por esta razón, si la Alianza quería liberar a la isla del mal, debía matarlo.
Para tan peligrosa misión llamó, primero, a los Oficiales del Consejo de la Alianza, quienes debatieron incontables horas sobre cómo realizar el ataque. Pero la información de la invasión se filtró y llegó a los oídos de Lord Thek, quien no dudó ni un segundo y también se reunión en conclave con sus Oficiales del Concilio de las Tinieblas, para organizar la defensa. Al cabo de pocos días, la invasión ya era un secreto a voces. Incluso varios soldados, que no eran ni seguidores del Rey ni seguidores de Lord Thek, comenzaron a enlistarse en los distintos bandos.
Pasó el tiempo, y el momento de la batalla llegó. Desde hacia varias semanas, innumerables barcos llegaban y salían de los pequeños puertos de ambas ciudades de Hillidian, transportando provisiones, armas, medicamentos y soldados.
Es sabido por todos que existe un escudo anti-magia muy antiguo en la isla, que, normalmente, les impide a los hechiceros usar sus poderes. Pero la cantidad de magos, nigromantes, druidas, bardos y clérigos que había en ambas ciudades era tal que este escudo se vio reducido, pero solamente en las ciudades. Fuera de estas, sobre la fría nieve y el gélido viento, ningún poder, más que el físico, reinaba.
Los soldados de la Alianza se preparaban. Todos portaban las gruesas y pesadas ropas hechas con las pieles de osos y lobos de esa isla blanca, ya que no existe armadura o túnica que sea capaz de detener aquel viento congelado.
Sonaron los cuernos de batalla y grandes batallones de guerreros enanos y valientes hombres y elfos salieron de la ciudad. Las tropas de la Alianza estaban lideradas por el Comandante Tydon, un guerrero enano de barbas rojas que había nacido en Hillidian.
Todo parecía tranquilo, pues seguían avanzando sin encontrar rastros de las hordas del mal. Solo tenían que cruzar una última lomada y estarían en las puertas de Hillidian Oriental, solo tenían que lograr eso, pero no pudieron hacerlo. Detrás de aquella loma, las tropas del Mal, lideradas por sus crueles Oficiales, los esperaban. Así comenzó la batalla.
Incontables vidas de hombres y elfos se perdieron, pero los más damnificados fueron los enanos, ya que, por su naturaleza resistente y orgullosa, encabezaron los batallones de ambos ejércitos. Al final de crudos combates, de choques de espadas, de escudos rotos y flechas partidas, Tydon no pudo hacer otra cosa que retirarse a Hillidian Occidental. No se puede negar que, tras los primeros combates, varios soldados de la Alianza lograron entrar en la ciudad de sus enemigos para asesinar a Zanirk, pero el poder de los guerreros enanos Caóticos fue mayor y, al final del día, el Comandante Tydon se vio luchando contra cuatro guerreros del caos. Lucho con valor, un valor que pocas veces se ha visto, incluso entre los fuertes enanos o entre los gloriosos elfos, pero su cuerpo cansado no soportó más y murió en la entrada de su ciudad natal.
De esa forma las hordas del Maligno Señor de las Tinieblas comenzaron a tomar la isla blanca. Al cabo de algunas horas Hillidian Occidental dejó de ser una ciudad Real, quedando así en manos Caóticas. Así Lord Thek se aseguró el control casi total de Hillidian.
Una vez terminado el puente, el Rey de Banderbill decidió que era el momento para liberar a Hillidian Oriental de las garras del mal. Esta ciudad, que ha pertenecido desde tiempos inmemorables al Reino de Arghal, estaba controlada por el tirano Lord Zanirk, un elfo oscuro cuya alma era aún más negra que su piel. Por esta razón, si la Alianza quería liberar a la isla del mal, debía matarlo.
Para tan peligrosa misión llamó, primero, a los Oficiales del Consejo de la Alianza, quienes debatieron incontables horas sobre cómo realizar el ataque. Pero la información de la invasión se filtró y llegó a los oídos de Lord Thek, quien no dudó ni un segundo y también se reunión en conclave con sus Oficiales del Concilio de las Tinieblas, para organizar la defensa. Al cabo de pocos días, la invasión ya era un secreto a voces. Incluso varios soldados, que no eran ni seguidores del Rey ni seguidores de Lord Thek, comenzaron a enlistarse en los distintos bandos.
Pasó el tiempo, y el momento de la batalla llegó. Desde hacia varias semanas, innumerables barcos llegaban y salían de los pequeños puertos de ambas ciudades de Hillidian, transportando provisiones, armas, medicamentos y soldados.
Es sabido por todos que existe un escudo anti-magia muy antiguo en la isla, que, normalmente, les impide a los hechiceros usar sus poderes. Pero la cantidad de magos, nigromantes, druidas, bardos y clérigos que había en ambas ciudades era tal que este escudo se vio reducido, pero solamente en las ciudades. Fuera de estas, sobre la fría nieve y el gélido viento, ningún poder, más que el físico, reinaba.
Los soldados de la Alianza se preparaban. Todos portaban las gruesas y pesadas ropas hechas con las pieles de osos y lobos de esa isla blanca, ya que no existe armadura o túnica que sea capaz de detener aquel viento congelado.
Sonaron los cuernos de batalla y grandes batallones de guerreros enanos y valientes hombres y elfos salieron de la ciudad. Las tropas de la Alianza estaban lideradas por el Comandante Tydon, un guerrero enano de barbas rojas que había nacido en Hillidian.
Todo parecía tranquilo, pues seguían avanzando sin encontrar rastros de las hordas del mal. Solo tenían que cruzar una última lomada y estarían en las puertas de Hillidian Oriental, solo tenían que lograr eso, pero no pudieron hacerlo. Detrás de aquella loma, las tropas del Mal, lideradas por sus crueles Oficiales, los esperaban. Así comenzó la batalla.
Incontables vidas de hombres y elfos se perdieron, pero los más damnificados fueron los enanos, ya que, por su naturaleza resistente y orgullosa, encabezaron los batallones de ambos ejércitos. Al final de crudos combates, de choques de espadas, de escudos rotos y flechas partidas, Tydon no pudo hacer otra cosa que retirarse a Hillidian Occidental. No se puede negar que, tras los primeros combates, varios soldados de la Alianza lograron entrar en la ciudad de sus enemigos para asesinar a Zanirk, pero el poder de los guerreros enanos Caóticos fue mayor y, al final del día, el Comandante Tydon se vio luchando contra cuatro guerreros del caos. Lucho con valor, un valor que pocas veces se ha visto, incluso entre los fuertes enanos o entre los gloriosos elfos, pero su cuerpo cansado no soportó más y murió en la entrada de su ciudad natal.
De esa forma las hordas del Maligno Señor de las Tinieblas comenzaron a tomar la isla blanca. Al cabo de algunas horas Hillidian Occidental dejó de ser una ciudad Real, quedando así en manos Caóticas. Así Lord Thek se aseguró el control casi total de Hillidian.
- GODNivel 17
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Re: Leyendas. Las tierras frias
Dom 19 Dic 2010, 20:34
Fuente:
http://ao.3dgames.com.ar/Html/modules.php?name=Sections&op=viewarticle&artid=28
http://ao.3dgames.com.ar/Html/modules.php?name=Sections&op=viewarticle&artid=28
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Re: Leyendas. Las tierras frias
Mar 21 Dic 2010, 23:07
SaCAS TODAS LAS HISTORIA DE UN LUGAR VOS E VAS EMPEORANDO
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