- toochoNivel 2
- Mensajes : 91
País :
Leyendas. Larga vida rey!
Vie 03 Dic 2010, 11:01
Con Theoren Lhanatar muerto, La Alianza y la ciudad de Banderbill se quedaron sin líder, ya que el primogénito del Rey era aún muy pequeño y carecía de cualquier tipo de entrenamiento. La anarquía parecía ser quien gobernara, además parecía que todas las cosas que el destino pudiera hacer en contra de los habitantes de estas tierras las hiciera al mismo tiempo: los campos se secaron y el hambre se expandió por las ciudades; una serie de plagas, generadas por la muerte de los animales de los campos, enfermó principalmente a los jóvenes causándoles mucho dolor y muerte; las aguas se contaminaron, lo que obligó a comprar agua a los piratas que la traían en barriles desde islas lejanas; la pobreza aumento tanto que los hombres comunes se vieron obligados a robarles a sus vecinos y amigos que estando en situaciones similares, no dudaban en usar la violencia para defenderse.
En este clima de descontrol total, el Consejo de La Alianza se reunió y trató de encender una pequeña luz de esperanza. Los sueños de todos los habitantes recayeron entonces en un pequeño llamado Theonor Lhanatar, que con tan solo cinco años, era muy joven como para gobernar. Así, debieron esperar otros siete años en los que las cosas, lentamente, parecieron acomodarse.
Ya con sus doce años cumplidos, el príncipe debía iniciar su entrenamiento para convertirse, primero en caballero, y luego en un digno soberano como lo fue su padre y el padre de su padre antes que este. Pero no todo era color de rosas dentro de La Alianza: algunos oficiales, agrupados tras la figura de dos generales llamados Thalos Wilwarin y Elwig Desnear no temían expresar sus disconformidades con el “otro bando”. Ambos, guerreros reconocidos por sus habilidades y nobleza, se disputaban el entrenamiento del príncipe –lo cual le traería renombre por toda la historia-. Pero, para no llevar esta discusión a situaciones peores, se llegó al acuerdo de que cada general lo entrenaría durante un período de tres años.
Así fue, y Thalos Wilwarin, con la aprobación del Consejo, se llevó al príncipe a las heladas tierras de Hillidian, dónde el gélido frío forjaría un duro carácter resistente como los hielos inmortales de las montañas pero, a su vez, tan ágil y adaptable como las corrientes de agua. Finalizados los tres años, ambos personajes regresan a la ciudad de Banderbill, la cual se encontraba aún mejor que cuando la dejaron. Una gran ceremonia se realizó en honor del joven príncipe, pero era sabido que aún faltaba la segunda parte del entrenamiento para que este pudiera ser nombrado Rey.
Y sin esperar más tiempo, la mañana siguiente a la fiesta, el general Elwig Desnear se llevó al heredero del trono. Nadie sabe exactamente a dónde lo llevó: algunos dicen que a un bosque encantado, secreto para muchos mortales; otros dicen que no lo llevó a ninguna parte, sino que con el poder de poderosos magos generó una especie de mundo paralelo al real, donde entrenaría sin dejar la ciudad. Lo que se supo es que, tras otros tres años sin noticias de ambos, el General y el Principe aparecieron en la ciudad de Banderbill. Ahora Theonor Lhanatar ya no era un muchacho pequeño: con sus dieciocho años de edad tenía el carácter, la fuerza y la inteligencia que había hecho a su linaje poderoso durante generaciones. Era un Rey digno de gobernar y de ser respetado.
En una gran ceremonia, del Consejo de La Alianza, liderado por Dhemyr Anlow, un majestuoso orador y hábil espadachín de la raza de los hombres, Theonor Lhanatar recibió la corona que le había pertenecido a su padre. Todos los habitantes de Banderbill se alegraron con el nuevo Rey de La Alianza, pues en él estaban puestas todas las esperanzas para que esas tierras volvieran a ser tan hermosas como lo fueron eras atrás. Y con Dhemyr Anlow como su segundo al mando, todo indicaba que serían tiempos propicios los que vendrían.
En este clima de descontrol total, el Consejo de La Alianza se reunió y trató de encender una pequeña luz de esperanza. Los sueños de todos los habitantes recayeron entonces en un pequeño llamado Theonor Lhanatar, que con tan solo cinco años, era muy joven como para gobernar. Así, debieron esperar otros siete años en los que las cosas, lentamente, parecieron acomodarse.
Ya con sus doce años cumplidos, el príncipe debía iniciar su entrenamiento para convertirse, primero en caballero, y luego en un digno soberano como lo fue su padre y el padre de su padre antes que este. Pero no todo era color de rosas dentro de La Alianza: algunos oficiales, agrupados tras la figura de dos generales llamados Thalos Wilwarin y Elwig Desnear no temían expresar sus disconformidades con el “otro bando”. Ambos, guerreros reconocidos por sus habilidades y nobleza, se disputaban el entrenamiento del príncipe –lo cual le traería renombre por toda la historia-. Pero, para no llevar esta discusión a situaciones peores, se llegó al acuerdo de que cada general lo entrenaría durante un período de tres años.
Así fue, y Thalos Wilwarin, con la aprobación del Consejo, se llevó al príncipe a las heladas tierras de Hillidian, dónde el gélido frío forjaría un duro carácter resistente como los hielos inmortales de las montañas pero, a su vez, tan ágil y adaptable como las corrientes de agua. Finalizados los tres años, ambos personajes regresan a la ciudad de Banderbill, la cual se encontraba aún mejor que cuando la dejaron. Una gran ceremonia se realizó en honor del joven príncipe, pero era sabido que aún faltaba la segunda parte del entrenamiento para que este pudiera ser nombrado Rey.
Y sin esperar más tiempo, la mañana siguiente a la fiesta, el general Elwig Desnear se llevó al heredero del trono. Nadie sabe exactamente a dónde lo llevó: algunos dicen que a un bosque encantado, secreto para muchos mortales; otros dicen que no lo llevó a ninguna parte, sino que con el poder de poderosos magos generó una especie de mundo paralelo al real, donde entrenaría sin dejar la ciudad. Lo que se supo es que, tras otros tres años sin noticias de ambos, el General y el Principe aparecieron en la ciudad de Banderbill. Ahora Theonor Lhanatar ya no era un muchacho pequeño: con sus dieciocho años de edad tenía el carácter, la fuerza y la inteligencia que había hecho a su linaje poderoso durante generaciones. Era un Rey digno de gobernar y de ser respetado.
En una gran ceremonia, del Consejo de La Alianza, liderado por Dhemyr Anlow, un majestuoso orador y hábil espadachín de la raza de los hombres, Theonor Lhanatar recibió la corona que le había pertenecido a su padre. Todos los habitantes de Banderbill se alegraron con el nuevo Rey de La Alianza, pues en él estaban puestas todas las esperanzas para que esas tierras volvieran a ser tan hermosas como lo fueron eras atrás. Y con Dhemyr Anlow como su segundo al mando, todo indicaba que serían tiempos propicios los que vendrían.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.